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«¿Dios existe?» Esta es la primera pregunta que te haces cuando te hablan de Dios o te acercas a una iglesia por primera vez.

Como puedes suponer los cristianos hemos encontrado una respuesta afirmativa a esta pregunta sobre la existencia de Dios, y si me concedes un par de minutos intentaré explicarte cómo.

¿Dios existe?

Como te decía, preguntarse si Dios existe es algo que incluso muchos personajes de la Biblia se han planteado.

Y podríamos intentar utilizar muchos argumentos para responder a dicha pregunta.

Por ejemplo, sería posible utilizar un acercamiento filosófico para evaluar si Dios existe.

Así, podemos plantearnos la posibilidad de llegar a una respuesta sobre la existencia de Dios bien desde la racionalidad o bien desde la revelación (natural o específica), desde un planteamiento ontológico.

Pero lo más seguro es que al 99% de los lectores de este artículo (y de la Humanidad en general) el párrafo anterior y su posible desarrollo nos sonaría a chino.

La Biblia tampoco mejora las cosas.

Si acudimos a ella en busca de planteamientos que demuestren que Dios existe no vamos a encontrar muchos argumentos.

El primer versículo de la Biblia se limita a indicar que «…creó Dios los Cielos y la Tierra…» pero no justifica la existencia de Dios.

Si seguimos avanzando por ella encontraremos gran número de pasajes en los que la Biblia se refiere a la existencia de Dios, pero ninguno de ellos nos da razones de dicha existencia.

Podríamos leer la Biblia desde un extremo hasta el otro y no conseguiríamos razones que justificasen nuestra respuesta.

Entonces, ¿cómo podemos llegar a una respuesta?

Todavía tenemos otra opción que nos permite llegar a una conclusión ante la disyuntiva sobre si Dios existe o no: tu propia experiencia personal.

Para ello me gustaría sugerirte que leas el capítulo 9 del Evangelio según San Juan.

En él encontramos la historia de un ciego que fue sanado por Jesús.

Fue un acto maravilloso para el ciego, pero tenía un problema: ocurrió un sábado.

Según la ley judía no se podía hacer ningún tipo de «trabajo» en sábado, así que llevaron al hombre sanado ante los fariseos.

Estos le acribillaron a preguntas a fin de obtener alguna declaración condenatoria que permitiera actuar contra Jesús por una «infracción tan grave de la ley».

Al final intentaron que reconociese que Jesús (y su sanidad) era un fraude o que Jesús era el Mesías.

En cualquiera de los casos podrían expulsarle de la sinagoga y actuar contra Jesús.

La respuesta del hombre fue inesperada: «Yo no sé si Jesús es un fraude o no, lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo«.

Prueba a Dios

Antes te he dicho que la Biblia no ofrece pruebas «científicas» de la existencia de Dios.

Ahora bien, lo que si hace es animarte a que pruebes que Dios existe y es un Dios real.

Y es que Dios no te exige que te arrojes en sus brazos y anules tu mente en el proceso.

Al contrario, Dios te anima a que te acerques a Él, que le pruebes y que tomes una decisión consciente.

Así, Él te deja la Biblia a tu alcance, para que le conozcas.

También tienes a otros creyentes que ya han pasado por un proceso similar al tuyo. Ellos te pueden comentar su experiencia.

Finalmente, Dios mismo te va a ofrecer una experiencia personal irrefutable de que Dios existe.

Si le dejas, Él te va a dar todos los argumentos que necesites para determinar que Dios existe. La decisión final es tuya.

 

Si deseas saber más sobre la existencia de Dios puedes contactar con nosotros o preguntar por ello en cualquier iglesia.

 

Imagen por Frits Ahlefeldt-Laurvig en Flickr (CC).