Las Escrituras nos sirven para conocer y entender mejor la voluntad de Dios. La cuestión es ¿somos obedientes a sus mandatos o preferimos caminar en desobediencia?

Ser cristiano no significa presumir de ser algo que no eres. Ser cristiano significa dejarte moldear a la imagen de Cristo y vivir como Él lo haría.

La vida espiritual se edifica sobre la fe, y la fe se edifica sobre la Palabra de Dios y sobre la obediencia a ella.

El gozo es un mandato. No regocijarnos en Dios se convierte en pecado. Solo en Él nuestro gozo será perfecto, y conocer su Palabra nos guiará a tener mayor comunión con Dios.

La Palabra de Dios tiene que cambiar nuestro ser y nuestra forma de relacionarnos.

Si quieres pertenecer a una congregación perfecta de verdad, ayuda a los “imperfectos”, y reconoce que tú también tienes tus lagunas y déjate ayudar.

La Biblia es un tesoro lleno de posibilidades, si la usas, pero inútil si no la aplicas a tu vida.

Un estudio diligente de la Palabra de Dios se traducirá en una vida de oración poderosa y transformada.

La familia es como un edificio que no solo hay que construir, sino que también hay que mantener, y hoy veremos algunas pautas que nos ayudarán en tan importante tarea.

Uno de los cambios más importantes que debe realizar el estudio de la Palabra de Dios es nuestra percepción de Cristo.

El apóstol Pablo nos insta a tener un mismo sentir. Hoy aprenderemos más sobre su importancia y como trabajar para alcanzarlo.

¿Eres oidor o hacedor de la Palabra? ¿Te limitas a escuchar o permites que la Palabra de Dios transforme tu vida a su imagen?