¡Velad sobre vuestras conversaciones y costumbres! (1ª de Corintios 15:33).
El apóstol Pablo nos previene de que no importa cuán firme te creas, si participas en conversaciones inadecuadas puedes acabar desviándote, sin que te des cuenta, del camino de Dios.
Chismorrear, andar entrometidos en cotilleos, es extraordinariamente peligroso. La palabra «chisme» proviene de «cisma», es decir «división». Las conversaciones (o amistades) peligrosas o inadecuadas acaban provocando divisiones y disensiones y arrastrando a los que tal hacen fuera de la presencia de Dios.
Por el contrario, las buenas conversaciones, las buenas compañías, nos llevan a Cristo, a mostrar amor, a percibir las cuestiones espirituales y están siempre dispuestas a ayudar y corregir.