El Salmo 1 nos muestra que el justo no acepta las costumbres que van contra la Palabra de Dios.
Por ello, ¿examinas lo que ves, lo que vives, lo que aceptas como bueno tú o tus hijos? Recuerda que es bienaventurado quien no se condena en lo que aprueba.
Del mismo modo, nos muestra que el justo ama, medita y vive la Palabra de Dios y, por ello, Dios le conoce y le cuida.
Por eso, el destino de los justos está en las manos de Dios y en su presencia y se puede afirmar de ellos ¡Oh cuán felices!
Por contra, quienes deciden vivir sin Dios no podrán levantarse ni tendrán excusa en el día del juicio.
Hoy tienes delante de ti las dos opciones: seguir el camino de Dios o el de los escarnecedores.
¿Cuál es tu decisión?