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Dios, el Padre, reina. Él gobierna la historia de los hombres. Su soberanía abarca toda la creación, desde el equilibrio entre las galaxias hasta los cabellos de nuestras cabezas. Todo está sometido ante Él. Por eso podemos estar confiados, porque Él reina.

El Cordero salva. Con su sacrificio Cristo ganó para nosotros la redención de nuestros pecados y el derecho de abrir el libro de la historia de la humanidad. Porque Él es digno de todo honor.

La Iglesia se entrega. Y entrega todo lo que es y lo que tiene. Los bienes y el dinero, nuestros dones, nuestra inteligencia, nuestras fuerzas y nuestra alabanza, y lo hacemos no por obligación, sino por agradecimiento, porque Dios nos dió todo, y en reconocimiento de su soberanía y señorío sobre nuestras vidas.

Vive el Evangelio y comparte su mensaje, porque para esto vino Cristo.

Por Pedro Blois