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El Evangelio es gozo, pero dentro de la vida cristiana el sufrimiento tiene también su lugar en nuestro proceso de crecimiento y santificación, y como parte de nuestro servicio.

Cuando venga, no lo rehuyas, no lo interpretes como un castigo injusto, persiste en tu caminar fiel con Dios y verás el poder divino actuando en tu vida.

«En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo».

(Lucas 5:27; 1ª de Samuel 1).