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Hace poco leí algo sobre la vida de Dalida. Fue una cantante de gran éxito, su carrera duró varias décadas siempre en la cima, y cuando parecía ir mejor fue encontrada muerta por una sobredosis de barbitúricos.

Dejó una nota escueta: “perdonadme, la vida me es insoportable”.

Y es que hay momentos de nuestra vida en los que la soledad es nuestro único compañero y la vida resulta insoportable. No importa cuanta gente te rodee, te sientes solo.

Inicias proyectos y uno tras otro fracasan. Personales, profesionales, sociales… Es igual lo que intentes y el empeño que pongas, al final todo se viene abajo, incluso aunque parezca ir todo bien.

De hecho, es muy probable que ya no te queden fuerzas para intentar nada nuevo.

¿Te has sentido alguna vez así? Yo sí, y no es nada agradable, pero ten esperanza. Hay alguien que se preocupa por ti y que puede cambiar todo tu mundo.

Es probable que sientas que puertas de bronce te cierran el paso y que sólidas cerraduras te tienen aprisionado, pero el Evangelio te envía un mensaje: Dios romperá esas barreras por ti.

Quizá estás atravesando un momento de gran dificultad, el Salmo 23 lo llama “valle de sombras de muerte”, sin embargo, el mismo Salmo nos dice que Dios estará con nosotros y su presencia nos dará fuerzas.

Si te sientes identificado con esta situación te invito a que nos llames, nos escribas o visites una Iglesia.

El Evangelio tiene una respuesta de esperanza para ti.

 

Imagen por Thomas Hawk en Flickr